Platicando de lugares: Articbar, una experiencia polar
Creo
que en mi otra vida fui pingüino, o quizá es que por haber nacido en otoño las
temperaturas bajas son de mi preferencia, para mí, el frío tiene su elegante y
soberbio encanto, otoño e invierno son mis estaciones del año favoritas, precisamente
por el clima, por eso, cuando en pláticas de té y café me enteré del Articbar
en la colonia condesa, exactamente en Nuevo León no. 73, inmediatamente y como
es mi política de ve a hacer y conocer lo diferente, pues ahí voy.
Además
de la experiencia aprendí algo muy importante, jamás volver a juzgar un lugar
por lo que aparenta, y esto es porque al llegar (yo me esperaba algo diferente
por supuesto, hielo desde el principio), la entrada no tiene nada de
espectacular, de hecho es el lobby, pero no vi nada relacionado al ártico y
pensé que me toparía con algo francamente chafa, disculpando la expresión.
Pero
yo iba buscando experimentar el frío intenso, así que después de escuchar que
el cover de $ 200 pesos incluía el abrigo para entrar a la cámara de hielo, mi
sonrisa volvió a su lugar. Subiendo por el elevador en el segundo piso, entras
a un bar pequeño con tonalidades en azul, pero nada de frío, te da la
bienvenida la recepcionista y te pregunta si vas a la cámara de hielo o bien si
gustas una mesa en el bar “normal” por definirlo de alguna forma… a la primera
pregunta conteste por supuesto, absolutamente sí.
Me
guió entonces a un guardarropa al fondo del bar donde hay abrigos de varios
tamaños, me dieron el apropiado y justamente a un lado se encuentra una puerta
negra que ya de cerca me percaté era la entrada a la heladera, al abrirse, la
llegada a la era del hielo, frío bajo cero!, las paredes, los asientos, el bar
y esculturas todas de hielo, pedí una bebida sorpresa y me la sirvieron en un
coqueto vaso cuadrado de hielo puro, me encantó.
Había
vivido en lugares donde la nieve en invierno nunca faltaba y las imágenes del
blanco paisaje las llevo siempre en mi memoria, así como la sensación térmica, y
lo mismo experimenté en el articbar, un concepto que por diferente lo hace excepcional,
sabía de bares hechos de hielo en países europeos y que grato tener uno en
pleno Distrito Federal.
Te
agrade el frío intenso o no, es un lugar que no puedes perderte, vale la pena
vivir el momento y sentarte en el iglú a titiritar un ratito para después salir
a terminar tu noche con tu bebida preferida en la parte del bar con la temperatura
regular, además de echar una bailadita para entrar nuevamente en calor.
Espectacular
la cámara de hielo del articbar, muy recomendable, de hecho amenazo con
regresar… una opción para irte de antro de manera diferente… espero que vayas y
lo disfrutes tanto como yo. Nos leemos pronto en otra plática de té y café. J
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