Platicando de cine y política: La Dictadura Perfecta

En pláticas de té y café con una amiga, en paseo de la reforma, viendo pasar la marcha multitudinaria en protesta por la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapan y la muerte de otras personas en el fatídico operativo-enfrentamiento entre los normalistas y la policía en  Iguala Guerrero, caso en el que aún no termina la madeja de desenredarse (y de hecho cada vez está peor), tratamos de recordar una y la otra sin éxito, otro sexenio que nos haya tocado vivir donde las marchas de descontento social fueran el pan de cada día.  


Sin duda alguna los escándalos, las protestas, la presión de las redes sociales, la ineficiencia y sobre todo la ineficacia de varios funcionarios de ésta administración han empañado a la misma, y a la que también, siendo honestos podemos reconocer pocos éxitos, fuera de las reformas estructurales que aún no sabemos (salvo suponer) a quienes realmente beneficiarán, no quedan otros aspectos a celebrar según el parecer internacional, que ha estado muy pendiente de nuestro país derivado de los movimientos recientes.

Bueno, pues dentro de todo este escenario, aparece una película que iba a tener por nombre “La verdad sospechosa” pero que finalmente el mismo se cambió por “La Dictadura Perfecta”, escrita, dirigida y producida por Luis Estrada, quién ya cuenta con historia dentro del género cinematográfico mexicano por su sarcasmo y crítica al gobierno con sus tres películas anteriores, “Un Mundo Maravilloso”, “La Ley de Herodes” y “El Infierno”.  

  
La película es imperdible, la recomiendo ampliamente, no sólo es una crítica, es un desvelo de telón a un manejo del poder por alguien muy diferente al gobierno mismo, a como muchas cosas se entretejen en base a intereses no sólo económicos, sino el de dar a conocer quién es el que manda, el que ostenta el dominio y en éste punto el gobierno federal también aparece como víctima, encadenado, ¿y cómo no?, en la era de la comunicación todos vivimos bajo el ojo del gran hermano.

La cinta hace gala de la picardía combinada con el sarcasmo, el ridículo y el cinismo (y es que así ocurre en la realidad!!) para presentar con lujo de detalles como una poderosa televisora tiene en sus manos al Presidente de la República y como un error de éste conlleva a cubrir el escándalo con otro realizado por uno de los gobernadores (Carmelo Vargas interpretado por Damián Alcázar), a quién toman de chivo expiatorio para desviar la atención pública y al que posterior y después de un acuerdo para cobrar una suma millonaria, (con cargo al erario por supuesto), la misma influyente televisora que intenta hundirlo, también lo apoya para llevarlo a la silla presidencial encubriendo todos sus fraudes junto con su mala reputación con noticias de distracción llamadas “la caja china”.

Es imposible no relacionar o encontrar qué personaje ficticio es quién en la realidad, la participación de actores de televisa en una supuesta crítica a la empresa para la cual trabajan resulta muy interesante y en lo personal su actuación, en especial y sobre todo la de Silvia Navarro es muy buena.

Según declaraciones del propio Luis Estrada, ésta película sería estrenada en mayo de éste mismo año, pero por atrasos que no explican, aparece en octubre 16 en más de mil quinientas salas de todo el país y hasta la fecha ha recaudado más de $55 millones de pesos.


Estupenda cinta que despierta todo tipo de comentarios de los espectadores, desde los “que poca madre” entre dientes hasta los de menciones algo más elevadas de tono, pero cuando sales tienes algo que decir, créemelo, te reirás por lo grotesco de los hechos de la vida real, que ya presentados como parodia nos hacen ver o nuestra ceguera o nuestra estupidez… o ambas.

Si no las has visto, tienes que ir a verla, formarte tu propio criterio y si suponías algo lo confirmes o bien te den a pensar lo que antes ni siquiera habías considerado, el cine es cultura, es opinión, es una manifestación de ideas y cada quién hace con ellas lo que le convenga, por eso te la sugiero, quizá todo lo malo que pienses del gobierno no sea en realidad tan malo, y quizá todo lo que le compras a los periodistas y a la televisión no sea tan bueno.


Una cosa si haz: Disfrútala! … Nos leemos pronto en otra plática de té y café! J

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