Platicando de vida: Época Navideña, la magia está dentro de ti
"La gente haría cualquier cosa para fingir que la magia no existe, incluso cuando la tienen delante de sus narices"
J.K.Rowling
¡¡Ahhh!!, la época navideña, tan alegre y llena de esperanza para muchos, tan melancólica, depresiva y triste para otros. Época donde, para los últimos, la soledad se manifiesta y es necesaria la tibieza de un abrazo, el calor de una compañía.
Si entendiéramos que todos esos sentimientos de amor, aceptación y calidez ya los tenemos dentro de nosotros, no buscaríamos a los demás para que nos los proporcionaran, al contrario, estaríamos prestos a entregarlos y recibirlos.
Por eso, en esta entrega quiero platicarte una historia, me pasó hace 5 años, cuando mi madre murió (ya te he contado sobre ello en otra plática), un periodo muy duro, pero que, debo reconocer, dejó su magia y me ayudó (¡vaya que me ayudó!) a tranquilizar mi alma, a saber que todo está en nuestro interior y que todo siempre está y estará bien.
Adicional y ahora que el frío inicia, te dejo una receta de leche dorada, una bebida caliente para que la disfrutes leyendo ésta plática o la prepares en ésta época para consentirte, para reconfortarte, para que cuando la bebas, sepas que nunca estás solo, creas lo que creas o en quien creas.
Leche Dorada o golden milk
La receta es para dos personas:
- 500 ml de leche de coco (preferiblemente, si no te gusta, elige la leche vegetal de tu agrado)
- Una cucharadita de cúrcuma en polvo.
- Un cuarto de cucharadita de canela molida.
- Un cuarto de cucharadita de clavo en polvo.
- Un cuarto de cucharadita de cardamomo molido.
- Un cuarto de cucharadita de extracto de vainilla (opcional)
- Una pizca de pimienta negra molida (opcional)
- Dos cucharadas de jarabe de agave o el endulzante que prefieras (agrega más si te gusta más dulce o elimínalo si lo prefieres sin endulzar)
1.- Coloca todos los ingredientes en un cazo, remueve hasta integrarlos y cocina a fuego medio, removiendo de vez en cuando, durante 5 minutos o hasta que esté caliente, no es necesario que llegue a punto de hervor.
2.- Sirve caliente y si gustas con una pizca de canela por encima para adornar.
Nota: Los ingredientes puedes ajustarlos a tu gusto.
"Búscame dentro de ti"
Hace 5 años, ya en diciembre, una compañera de trabajo viendo mis mejillas hundidas (como ya te había mencionado en otra plática, corrí seis medios maratones en esos seis meses, con carreras diarias de entrenamiento, a veces hasta dos veces al día, intentando eliminar mi angustia), me dijo, "no puedes seguir así, acompáñame a mi iglesia", yo no profeso ninguna religión, aunque las respeto a todas, prefiero mantener mi creencia en Dios en otro plano muy personal, por lo que al principio le agradecí la invitación.
Como insistió y realmente no tenía ya nada que perder, había probado todo, terapia con ángeles, meditación guiada, música para calmar la mente, ejercicio extenuante y nada podía calmarme, lo ví como un distractor, en lugar de ir a encerrarme a casa, entrenar o vagabundear caminando en la calle hasta la madrugada, intentando despejar la mente, total de todos modos no podía dormir.
Llegamos a una casa cerca del metro Colegio Militar, en la Ciudad de México, de fachada blanca, con letras azules, no recuerdo el nombre de la iglesia porque tampoco le dí mucha importancia francamente, al entrar era amplia, ancha, larga y alta, como un salón de fiestas, incluso al fondo se encontraba un escenario.
Había muchas sillas plegables dispuestas en el centro del salón y otras desplegadas hacia las paredes, separadas de éstas, gente sentada, en el centro, y otras en las sillas separadas, con una persona de pie a sus espaldas, yo curioseaba respecto a ellas, cuando me distraje al momento en que mi compañera llamó mi atención para presentarme al pastor, al momento de tenderme la mano, él cálidamente me dió la bienvenida y me dijo "Si estás aquí es porque Dios tiene algo que decirte", yo, escéptica por dentro, pero respetuosa, sólo asentí con la cabeza.
Déjame comentarte dos cosas antes de concluir ésta historia, primera que no creo en coincidencias, para mi, todas las personas, momentos y situaciones que vives, tienen un motivo y razón de ser, segundo que todas las cosas que había experimentado para tratar de calmarme, las hacía en soledad y por mi cuenta, sin ninguna guía, sin comentarlo con alguien, por lo que todos en mi trabajo sabían de mi pérdida y me veían desmejorar día a día, atribuyéndolo a lo anterior por supuesto, pero nadie, sabía que yo lo que buscaba e intentaba encontrar era paz...paz interior, tranquilidad en mi alma para poder volver a dormir, a vivir sin esa angustia desgarrante.
Me llevaron a una de las sillas aisladas, me senté y el pastor me dijo, "Aquí hay hermanos y hermanas que manifiestan los mensajes que Dios quiere darnos", llegué a mi colmo y pensé (¡¡¡¡¡Pfffftttt!!!!!, ¿en qué me vine a meter?), pero no dije nada, solo quería terminar pronto con lo que denominé "eso" e irme a tristear a mi casa o a correr.
Me pidieron que cerrara los ojos y esperara, lo cual hice, unos segundos después, sentí a alguien detrás de mí, suavemente posó sus manos a cada lado sobre mi cabeza, pasaron otros segundos y sin quitar sus manos, la persona se inclinó a mi oído izquierdo, suave y quedamente, como si me dijera algo en secreto, me espetó "¿Por qué me estás buscando donde sabes que no estoy?, búscame dentro de ti", se me erizó la piel, sin esperar instrucción, abrí los ojos y giré la cabeza, detrás de mi me sonreía amigablemente una mujer de mediana edad a la que en mi vida había visto antes, retiró sus manos y me dijo, "Es el mensaje de Dios para ti hermana" y se alejó, me quedé a solas sentada en la silla por unos minutos, hasta que mi compañera fue por mí, "¿Todo bien?", me preguntó, asentí, momentos después salimos, y en el metro nos despedimos.
Camino a casa, pensé en el mensaje, ¿cómo podía saberlo?, ¿cómo había podido saber qué yo estaba buscando algo?, me pudo haber dicho "Tu madre está bien, dice que ya no estés triste", o cualquier otra frase relacionada con ella o con su muerte, que era lo obvio para todos, pero no, se refirió específicamente a algo que yo había mantenido muy en privado.
Por supuesto, no amaneció la mañana siguiente y todo cambió, no, pero esa noche sí mantuvo mi pensamiento elucubrando en algo distinto a mi angustia y a mi ansiedad, me dió la oportunidad de abrirme a un plano distinto, la fe, no, no la religión, la fe, el creer y tener confianza en el universo, en ese algo mucho más grande que nosotros que está tratando de comunicarse, y por experiencias (ésta una de ellas), tiene formas peculiares y muy sutiles de hacerlo, tanto que enternecen. Con experimentar esa ternura bajas la guardia, y es cuando empieza a llegar la calma.
Resistirte a lo que está sucediendo, es lo que duele, simplemente suelta, deja que lo que sea que es, sea como es, como el universo dispuso, la aceptación (no la rendición) es lo que te brindará paz, pero esa magia sólo la puedes generar tú, dentro de ti, permitiendo que pase, lo que de todos modos va a pasar.
Si estas buscando lo mismo que yo, no pierdas el tiempo, está dentro de ti mismo, empieza a ver toda la belleza a tu alrededor, empieza a agradecer lo que tienes y también, lo que no tienes, es por algo, tal vez una lección que aún estás por aprender...enternécete con la vida que a pesar de todo se abre camino, y que ese sentimiento tierno te llene de calidez el alma, eso...es paz y es el mejor regalo que puedes darte.
Espero de corazón que te deleites con la bebida y con la vida, ¡salud!, con leche dorada.
Nos leemos pronto en otra plática de té y café...y leche, abrazo. 😊
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