Platicando de restaurantes: The Cheesecake Factory, Santa Fé, Ciudad de México.
Soy de las mujeres extrañas a las que
el poder del aromático y venerado chocolate no hace mella, aunque recuerdo que
en mi niñez como todo infante compraba mis barritas del apreciado dulce, nunca
fue por mucho mi favorito, con el tiempo se ha convertido una opción para
aumentar mis niveles de azúcar después de un entrenamiento fuerte y estamos
hablando de un pedacito (la mitad de un chocolate tamaño mini) ya que el sabor
me empalaga al grado de resultar muy desagradable.
Como en la generalidad de los postres se utiliza el cacao, mis opciones no eran muchas en ese entonces, hoy la gastronomía ha alcanzado niveles interesantes por la globalización de culturas, combinaciones de ingredientes que dan como resultado sabores y alternativas para todos los gustos, la cocina molecular, la fina pastelería francesa, la repostería sin gluten y los sustitutos de alimentos por otros con menos calorías, contribuyen a creaciones de una belleza extraordinaria y de gusto exquisito …. O a veces no tanto, hay que ser sinceros.
En mi búsqueda de elecciones que
pudieran satisfacer la necesidad de postre (en mi lo es), las frutas, el queso
crema, y los ingredientes avainillados como crema para batir se convirtieron en
mis favoritos y en consecuencia el cheesecake o pastel de queso es en mi mundo “mi
reino por una rebanada”, es mi placer culposo y no pierdo oportunidad de
probarlo en donde quiera que lo ofrezcan, eso me ha permitido conocer diferentes
texturas, aromas y sensaciones de un mismo producto, muchas veces han dejado
que desear, más otras tantas he regresado al mismo lugar por otra porción.
Fui fan de The Cheesecake Factory gracias a
Penny, la amiga de los nerds de la serie The Big Bang Theory, quién trabaja de
mesera en el famoso restaurante. Yo sabía de la existencia de The Cheesecake Factory
con una sucursal abierta ya en la República Mexicana, específicamente en
Guadalajara, con un año ya de operación pues abrió sus puertas el 17 de junio
de 2014 en el Centro Comercial Galerías de la capital tapatía, y por supuesto
me alegré muchísimo de saber que aquí en la Ciudad de México en Santa Fe, se
encontraría la segunda.
Así pues, el 23 de marzo de 2015 se
inauguró en el Centro Comercial Santa Fé, el restaurant en mención operado por
Alsea, por supuesto que ni loca iba a ir los primeros días, había esperado ya
varios años para conocerlo, así que podía esperar a que pasara el furor que
siempre los lugares nuevos generan cuando abren. Un domingo de mayo, intenté mi
primer ataque al menú de 34 cheesecakes que integran su carta,….y oh! decepción!,
había una fila enoooorme sólo para apuntarte en la lista de espera, checa, fila
para que te apunten y de ahí fila para poder entrar, con ver las caras de los
comensales que ya llevaban más de una hora esperando pasar, no me quedaron
ganas, decidí volver en otro momento.
Regresé un mes después, pero en ésta ocasión llevaba refuerzos (iba acompañada) y en un día entre semana para primero verificar si el restaurante se encontraba con el mismo lleno todos los días, o bien mi experiencia anterior había sido por ser domingo a la hora pico, y segundo, para contar con una segunda consideración de la experiencia que aquí les platico.
El lugar ofrece comida rápida, nada
fuera de lo común, tiene una carta variada sobre todo en ensaladas y por
supuesto los postres cuyo número rebasa los 40, siendo más de treinta de ellos
los cheesecake en sus diferentes sabores y presentaciones, los precios me
parecen elevados en comparación con la comida que sirven, no en cuanto a la
cantidad, sino en cuanto al sabor, insisto no está malo, pero el costo
beneficio es incompatible, estamos hablando de un restaurant tipo Friday’s, Chili’s
o Carlos & Charlie’s donde se explota más el lugar en cuanto a lo socialité
que a la calidad de los alimentos. Hay que considerar que está ubicado en Santa
Fé, el lugar es casual, bien iluminado, agradablemente adornado en colores
tierra y oro, con techos altos que dan la sensación de amplitud, por ser nuevo
los pisos se encuentran perfectamente pulidos y en entrada te reciben: de
frente el bar con su barra y sus sillitas periqueras tipo ratán que me hicieron
recordar esos barecitos en la playa frente al mar, sólo le faltaban su techito
de guano y sus antorchitas al lado, muy agradable a la vista; del lado derecho
una vitrina y exhibidores refrigerados donde se muestran y venden por fracción
o completos toda la gama de cheesecake que ofrecen… El espacio en sí, muy placentero.
Llegamos al lugar a las 4 de la tarde,
sin filas para anotarse, sin filas de espera, todo muy bien y tranquilo,
entramos y nos atendió la recepcionista quién nos trasladó a una mesa para dos
casi de manera inmediata pues el restaurante aunque con gente, no se encontraba
lleno, nos enviaron a nuestro mesero, tomo la orden de bebidas, nos las trajo y
se retiró… por 15 minutos o más…. tristemente, él mismo atendía a la mesa de al
lado, a la que en minutos, sirvió las bebidas, y sus respectivas ensaladas,
además de brindarles una cestita de pan como aperitivo, y nosotros, bien…gracias,
esperando.
Nos quejamos, se disculpó y a los
pocos minutos nos trajo la cestita de pan, otros 10 minutos más y nos sirvieron
nuestros alimentos, mi compañera pidió una hamburguesa y solicitó chiles
jalapeños…. que llegaron 13 minutos después para acompañar su último bocado…Una
muy mala experiencia en cuanto al servicio, eso sí, nos volvimos a quejar y el
personal reacciona ante las quejas disculpándose y tratando de solucionar la
situación, pero al parecer ese se está volviendo su modo de operar y es incorrecto.
¡¡Ojo con esto equipo de The Cheesecake Factory!!.... porque por los
comentarios que he leído después de publicar el mío en su página en Facebook,
no estoy errada en mi opinión.
Finalmente llegamos a los postres…. Ahí
si… nada pero nada que discutir, mi compañera ordenó un Ultimate Red Velvet Cake
Cheesecake que es una gloriosa combinación de capas intercaladas de pastel red
velvet, (muy americano hecho con cocoa y colorante rojo que le da ese hermoso
tono) y cheesecake, coronado con crema batida y yo pedí un Fresh Banana Cream
Cheesecake, que lo sirven con rodajas de plátano fresco, crema batida y una
cubierta de crema de plátano alucinante, ambos postres una delicia, cada
rebanada cuesta más de $ 100, pero valen la pena sin ninguna duda, mi postre
favorito ellos lo hicieron superior y los felicito por ello, realmente hacen
honor al nombre de su establecimiento. ¡¡Fui feliz!! J
A comer creo que tal vez no hubiera
regresado porque puedo encontrar ese tipo de comida en otra parte, pero
definitivamente por los postres y en especial los cheesecake si regreso una y
otra vez, peeeeeero!!!.... si vuelvo a toparme con un mal servicio como el que
vivimos, igual y ya no regreso, mejor aprendo a hacerlos y me evito la fatiga
de pasar un mal trato.
El servicio y la calidad del mismo es
lo que marca hoy día a las empresas, porque la competencia es mucha y porque la
diferencia la hace precisamente la experiencia que hagan vivir al cliente, un
buen servicio hubiera marcado mi calificación a excelente en lugar de más o
menos, los salvaron los postres, también es importante decirlo, y lo hago con
la mejor intención de contar con un establecimiento donde puedas disfrutar de algo
delicioso, en alimentos, ambiente y atención, creo que el equipo de The
Cheesecake Factory tiene con qué lograrlo.
Te recomiendo que vayas entre semana,
si vas un fin, ya sabes, hay que esperar una hora o quizá más para entrar,
mentalízate a ello, por el momento es la única sucursal en la Ciudad de México;
los postres son espectaculares y aunque la comida no tanto, también se
disfruta, vale la pena como opción para una celebración especial.
Me gustó mucho que en el momento presentamos nuestras quejas en su página de facebook y me contestaron casi de inmediato, insisto, se esfuerzan por solventar cualquier eventualidad, y se agradece, pero es importante que no se les haga costumbre.
Mi compañera me dijo que no se
merecían la propina, y es verdad, porque la misma es un premio al servicio, no
por entrar al establecimiento, sin embargo ante mi insistencia, la dejamos, con
la firme convicción de que atenderán los puntos de falla para que hagan de la
visita de quién sea, algo inigualable.
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