Platicando de México: Yo no soy Ayotzinapa.

Ahí voy a buscar Ayotzinapa, cuando puse el nombre en google y le di buscar aparecieron 11´700,000 posibilidades de resultados, desde el 26 de septiembre de 2014, todos hemos platicado infinidad de veces de ésta comunidad, a cinco kilómetros de Tixtla, Guerrero, ésta población de 84 habitantes (de acuerdo al censo de 2010), que ha puesto de cabeza en varias ocasiones con marchas de protesta, a la Ciudad de México junto con otras tantas, y que, peor, ha puesto en duda la integridad en la investigación y procuración de justicia en el País, en ridículo al poder ejecutivo, en evidencia los niveles intolerables de corrupción e intolerancia en la República, la desvinculación que existe entre el poder y la sociedad, y… lo peor, la división abismal que existe entre los habitantes de éste nuestro México.

Ni al caso de hacer un recuento de los hechos que todos conocemos, platicar de Ayotzinapa es más el emitir mi opinión por escrito de lo que he manifestado de manera verbal, y quizá darle voz a tantos otros que opinan lo mismo que una servidora y que va en contra del lema que se ha repetido hasta el cansancio: Todos Somos Ayotzinapa…No, Yo no soy Ayotzinapa.

Siendo estudiante de derecho, con las ansias de cambio que brinda el ímpetu juvenil, nunca faltaron en la Facultad las controversias y los largos debates políticos que ayudarían a la sociedad a lograr la vida próspera y justa que todos deseamos, sueños y palabras que terminan hechos pedazos una vez que te gradúas y sales a enfrentarte a la realidad… donde el derecho es todo menos eso, donde la Ley que memorizaste madrugada tras madrugada para convertirte en Abogado o Licenciado en Derecho, se aplica según la conveniencia del que más tiene, no de quien la merece, donde se respeta y celebra al que puede fregar al otro…mi País tiene muchas carencias, sobre todo de valores civiles, mientras el beneficio sea para nosotros lo demás no importan, y así es nuestra política y así es nuestra sociedad y así es la mayoría.  

Y aquí empiezo, No, Yo no soy Ayotzinapa, porque dentro de mis sueños de estudiante para ser profesionista, yo también tuve carencias, quizá caminé muchas veces larguísimas cuadras para llegar a la escuela y de regreso a casa lo mismo, porque preferí un refresco que tomar el camión, pero nunca asalté a nadie, ni robé autobuses, ni anduve “boteando” en lugar de ir a clases.

No, Yo no soy Ayotzinapa,  porque a pesar de las limitaciones, con la única que compartía mi habitación era con mi hermana y dormíamos en cama no en el piso.

No, Yo no soy Ayotzinapa, porque nací y crecí en ciudades, con todos los servicios, el pueblo más pequeño que conocí en mi tierra sonorense, era 10 veces más grande que Ayotzinapa.

No, Yo no soy Ayotzinapa, porque a mí no sólo me importan los 43 que desaparecieron, sino también el joven futbolista, el chofer del equipo y el ama de casa que perecieron, vidas inocentes que se cruzaron en el camino de los estudiantes que no estaban estudiando, vidas de las que ni éstos últimos se acuerdan.
No, Yo no soy Ayotzinapa, porque tengo el privilegio de conocer a personas que a través de estudio, esfuerzo y dedicación han logrado llegar a donde han querido, ha crearse la vida que han deseado, a manifestar su desaprobación dando su apoyo a quien lo necesita y merece en lugar de fastidiarlos u olvidarlos.

No, Yo no soy Ayotzinapa, porque he entendido que la mejor forma de continuar hundiendo a México, es seguir con actitudes ignorantes, revanchistas y zánganas, y yo voy en sentido contrario.

No, Yo no soy Ayotzinapa, porque aunque me duele la pérdida de 86 padres, más me puede el agotador sufrimiento de miles inocentes que tenemos que soportar y cargar con sus reclamos como si hubiéramos sido nosotros los culpables de su desaparición, porque aunque a viva voz dicen que quieren a sus hijos, sus hechos demuestran lo contrario, porque un hijo no se vende, ni al gobierno, ni a un partido, ni a un movimiento, menos a otro País sin antes haber puesto en su lugar a los de aquí.

No, Yo no soy Ayotzinapa, porque no hay nada más cruel que politizar un movimiento que debió mantenerse en la unión más pura y humilde que existe, padres e hijos.  
No, Yo no soy Ayotzinapa, porque en México vivimos y crecemos en realidades muy distintas, porque el intentar obligar a todos a unirse a las causas incompatibles de por si causa una división, porque nos quejamos con quien no le corresponde resolver, porque no hemos aprendido a que los únicos que tenemos el poder de elegir y quitar a quienes nos dirigen y nos fallan somos nosotros, porque seguimos con las actitudes de siempre…..mientras el beneficio sea propio, los demás no importan, o, en éste caso, no importamos, quieren nuestro apoyo, pero no importamos.

Por esas razones, en cada oportunidad de conversación en la que Ayotzinapa aparece (cada vez con menos frecuencia y cada vez con menos simpatías, por cierto), yo declaro que no soy uno de ellos, que ni me cuenten.

Yo soy México y nos faltan mucho más que 43, cuando piensen en las demás millones de almas que habitamos aquí, encontrarán más que un respaldo, en realidad habrán iniciado el cambio verdadero, empezando por la unión social, porque entonces todos tendremos el mismo interés, mejorar nuestra realidad...y ahí si, entonces todos seremos más que Ayotzinapa.

Nos leemos pronto en otra plática de té y café J

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Platicando de cine: Intensamente, de Disney-Pixar

Platicando de Hombres y Mujeres: ¿Felices mantenidas o dependientes controladas?

Platicando de libros: Por qué los hombres aman a las cabronas.