Platicando de Aventuras: Skydive Tequesquitengo
Como
muchas personas, una de las cosas que me gustaría poder hacer es volar, lo más
cercano a eso es por supuesto viajar en avión, varias veces mirando por la
ventanilla me preguntaba qué se sentiría estar a esa altura allá afuera,
sintiendo el viento en la cara, pasar entre las nubes y simplemente disfrutar
del momento.
Buscando
satisfacer mi curiosidad me fui a volar en avión ultraligero hace algunos años,
una estupenda experiencia sin duda, primero por la compañía, segundo por la
majestuosidad de Chiapas dejándose curiosear desde las alturas y tercero por el
vuelo en sí, que efectivamente el hecho de hacerlo fuera de una cabina que te proteja
lo vuelve inolvidable, la inexplicable paz y serenidad que experimentas
combinada con la adrenalina es tan intensa que lo único que puedes hacer es dar
gracias a dios, a la inteligencia divina, al ser supremo, al arquitecto del universo, o como desees llamarlo por todo.
Sin
embargo las emociones siempre buscan cómo querer manifestarse y aunque toda la
vida podría volar en ultraligero sintiéndome feliz, una vez que descubres otro
desafío, ahí vas…y ahí voy, a skydive paracaidismo en Tequesquitengo, como a 25
kilómetros de Cuernavaca, rumbo a Jojutla, donde realizan saltos en tándem a 9
mil o 13 mil pies… ¿cuál creen que elegí? J …
seee!!! … 13 mil pies.
Mi
cita era a las 8:00 am (ojo con esto!, la hora de la cita no es la hora del
salto, te presentas a tu hora y vas pasando en orden según te llamen), así que
la hazaña empieza desde un día antes si quieres hospedarte por ahí y no
despertar tan temprano, o bien, como yo, levantarte a las 5:00 a.m. y emprender
el viaje desde el Distrito Federal, después de llegar a Cuernavaca, sigues
derecho sobre la carretera que va a Acapulco, llegarás a la desviación de la
caseta a Balnearios-Jojutla, te cobran $ 40 pesos, de ahí sigues de frente
hasta el poblado San José Vista Hermosa, encontrarás a tu derecha un letrero negro
que dice paracaidismo.com.mx con letras en color anaranjado, ahí dobla a tu
izquierda y a menos de 100 metros llegas al aeródromo, cuenta con estacionamiento
y una pequeña cafetería donde sirven desayunos por si te toca llegar muy temprano
como a mí.
Pues
bien, a las 8 en punto llegué y vi mi vehículo, un avión pequeño como de 8
plazas sin asientos siendo preparado para recibir a los saltadores, fui al
mostrador, pagué mi salto y te ofrecen con el mismo por una cantidad adicional
el video o fotos o ambos de tu caída, yo pedí fotografías, posterior te dicen
que esperes una media hora a que lleguen los demás para empezar a abordar el
avión.
Poco
a poco fue llegando gente y a las 9:30 de la mañana estaba repleto, de repente
comenzó el movimiento, llegó un chico con un carrito lleno de arneses, encendió
la pantalla de la computadora y puso música, mientras detrás de una pared hecha
por paneles de madera a nivel del pecho, se preparaban varios que después
supimos eran los instructores.
Por
nombre te llaman para colocarte el arnés y te piden esperar a que te solicite el
instructor que pases, uno a uno pero rápidamente, los instructores llaman también
por nombre de acuerdo a la pantalla a la persona que se encuentra ya “preparada”
(por decirlo de alguna forma), con su arnés puesto para darle unas
instrucciones de cómo se llevará a cabo el salto, te indican la posición que
deberás adoptar y las órdenes que te dará a través de palmaditas en la espalda u
hombro para avisarte que abras los brazos, que el paracaídas se abrirá y que
sentirás el jaloncito del mismo o algo semejante, ya que por la velocidad de
caída (200 kms por hora) y el viento, ni él ni tú escucharán nada los primeros
segundos después del salto.
El
instructor que te entrena, es el que saltará contigo, de ésta forma el
entendimiento desde el inicio se completa hasta que aterrizas junto con él,
nunca se separa de ti en todo sentido, porque él, además de que te recibe, te
explica, te da instrucciones, saltará contigo enganchado, compartirá la caída,
estará al pendiente de ti y te dejará sano y salvo en tierra nuevamente. Esto
me gustó mucho porque se nota que los han enseñado a trabajar con las emociones
ya que te pregunta varias veces cómo estás, cómo te sientes, cómo vas, se
preocupa de que vayas seguro, cómodo y sobre todo, que disfrutes tu salto.
De
repente, suenan los motores del avión, salen los instructores con sus
paracaídas listos acompañando al saltador que les toca en esa ronda, (algunos
instructores saltan hasta 38 veces en un solo día, dependiendo de la cantidad
de gente que llegue), se suben al avión y despegan, pasan unos minutos, ves al
cielo…nada…nada…nada… aparecen entonces unos puntitos blancos en el cielo y el
avión pequeñísimo perdiéndose entre las nubes, después ves en lo alto los
paracaídas de colores cómo se van abriendo uno a uno, rodean al aeródromo, como
danzando, todos nos arremolinamos alrededor de la pista de aterrizaje hasta las
barras de contención para verlos aterrizar, bajan rapidísimo, 4 o 5 minutos
máximo volando y ya están en tierra de nuevo…. El avión llega otra vez, ya está
listo para otra ronda, los instructores se ponen de pie, ya desenganchados y
corren hacia el área de instrucción otra vez para tomar otro paracaídas y otro
saltador, nuevamente al avión, nuevamente el vuelo, nuevamente el aterrizaje,
una y otra vez.
Yo
estuve en el tercer vuelo, previamente me pusieron mi arnés, me explicaron en
mi entrenamiento que la posición correcta para el salto era con frente hacia
atrás, haciendo un pequeño arco, con las piernas dobladas, con las manos junto
al cuerpo agarrando el arnés, una vez en el aire, me darían un golpecito en el
hombro para soltar el arnés y abrir los brazos con los codos doblados a la
altura de los hombros con las palmas abiertas, posterior con otro golpecito me
darían a saber que sentiría el tirón hacia arriba por la apertura del
paracaídas, me colocaron unas gafas transparentes y unas ligas gruesas
alrededor de mi calzado para evitar perderlo en los aires.
La
segunda ronda aterrizó y el avión nos esperaba, subimos a él instructores y
saltadores, sentados en el piso, entre las piernas del de atrás nuestro,
enganchados unos a otros, el avión se encarrera y despega, todo se empieza a
ver pequeño abajo, deslumbrante a imponente arriba, hasta aquí no estoy
nerviosa, la verdad, pero cuando dice un instructor “vamos a la mitad” y yo ya
veía para abajo terriblemente alto, algo me empezó a dar, comencé a pensar, en
ese preciso momento comencé a pensar!!, voy a saltar, ya no estaré en un avión
ni en nada que me sostenga …. Ahí sí me empecé a poner nerviosa, perversa y
traicionera mentecilla que a último minuto se da cuenta de la realidad, empecé a
sentir la adrenalina, me latía fuertísimo el corazón cuando mi instructor me
dijo “seremos los primeros, ponte de rodillas y siéntate en tus talones para
engancharte”…. Respire hondo y obedecí, pues ni modo, a rajarse a su casa,
sentí cómo se colocó detrás de mí y me enganchó a él, nos aproximamos a la
puerta, él se agarró de los lados de la misma y me dijo “recuerdas la posición
de salto que te enseñé abajo?”, le contesté que sí, y me dijo “a ver hazla”, en
cuanto la hice y sin decirme nada más se impulsa y zaaaaaazzzz!!! Nos lanza a
los dos al vacío…. Jajajajajajaja, al principio grité con todas mis fuerzas del
susto y ya después de unos segundos de puro gusto y risa por su trampa. Con decirte
que la adrenalina y miedo que mi mente me empezaba a crear se me olvidó por
completo.
La
sensación de la caída a toda velocidad es indescriptible, es lo más fantástico
que hasta éste momento he vivido, el golpecito en el hombro, suelto mi arnés,
abro los brazos…. Al fin!!!, mi sueño cumplido, estoy volando, sin aviones,
sólo el aire, sólo la nada, sólo la inmensidad y las nubes…. Sabes que estás
cayendo por el aire que te golpea la cara, de lo contrario, parecería que sólo
flotas en el cielo…. Muchas gracias dios…. Otro golpecito, siento un tirón hacia
arriba, el paracaídas se abrió…. Muchas gracias dios otra vez…. Y a planear
viendo el espectáculo de la altura, del paisaje, del sol en la cara, de ir bajando
suavemente disfrutando el viaje….Los mejores minutos de mi vida indudablemente…
de repente la instrucción para aterrizar, casi llegamos, veo cerquita el suelo,
bajo los pies, a correr rapidito, paramos, tierra otra vez … ¿dónde está el
otro avión? yo me vuelvo a subir!!!
Repetiría
y no sólo una vez ésta maravillosa experiencia, si eres de los que les gusta la
aventura, las emociones fuertes y la adrenalina skydive es para ti, te lo
recomiendo ampliamente, si eres de los que se marea subiéndote a la
resbaladilla también es tu oportunidad para perder el miedo, porque créeme
después de saltar, sabes que eres capaz de hacer cualquier cosa que te propongas.
Puedes
contactar a skydive a través de internet en http://www.paracaidismo.com.mx, o
vía telefónica al 01 800 3000 558, tienes la opción de pago en efectivo o con
tarjeta de crédito con un 5% adicional de cargo. En mi experiencia son muy profesionales
y sobre todo con muy buena vibra, me encanta la gente que disfruta lo que hace
pero sobre todo, me encanta la gente que se preocupa por hacer que tú también
lo disfrutes, felicidades al equipo de skydive y a Juan mi instructor, la pasé
increíble y amenazo con regresar.
Si
te animas a saltar en tándem, espero de corazón que lo goces tanto como yo lo
hice, para mí, es la experiencia más espectacular hasta hoy, en la próxima, me
esperan tiburones blancos en el Mar de Cortés primero dios; Nos leemos pronto en otra
plática de té y café J
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